En el tratado de Lancaster en Pensilvania, el año 1744, entre el gobierno de Virginia y las Seis Naciones, los comisionados de Virginia hicieron saber a los indios [nativos americanos] en un discurso, que existía en Williamsburg una universidad con un fondo para la educación de los jóvenes indios, y que si los jefes de las Seis Naciones enviaran media docena de sus hijos a esa universidad, el gobierno se ocuparía de que no les faltara de nada y de que fueran instruidos en el saber del hombre blanco.
El portavoz de los indios respondió.
"Sabemos que ustedes tienen en alta estima el tipo de conocimiento impartido en etas universdidade y que mantener a nuestros jóvenes mientras estuviesen con ustedes les resultaría muy costoso. Por tanto, estamos convencidos de que desean hacernos un bien con su propuesta y se lo agradecemos sinceramente.
Pero ustedes que son tan sabios deben saber que las diferentes naciones tienen difeentes concepciones de las cosas y por tanto, no se tomarán como un agravio que nuestra opinion sobre este tipo de educación no resulte ser la misma qe la suya. Ya hemos tenido cierta experiencia con su educación: algunos de nuestros jóvenes fueron educados con anterioridad en las universidades de las provincias del norte. Fueron instruidos en todas sus ciencias, pero cuando regresaron junto a nosotros eran malos para correr, totalmente ignorantes de los medios pra sobrevivir en nuestros bosques, incapaces de soportar el frio o el hambre, no sabían como construir una cabaña, atrapar un venado o matar un enemigo y hablaban mal nuestra lengua. Por tanto, no servían ni como cazadores, ni como guerreros ni consejeros: no valían para absolutamente nada.
Sin embargo, no estamos menos agradecidos por su amable oferta, aunque declinemos aceptarla y para mostrar nuestra gratitud, si los caballeros de Virginia desean enviarnos una docena de sus hijos, nosotros nos ocuparemos de su educación, les instruiremos en todos nuestros conocimientos y los convertiremos en hombres.
4 comentarios:
Hay una relación de semejanza entre el reloj y el conocimiento del estudio desde el punto de vista del indio contra el del colono. Esta relación se basa en el conocimiento de la utilidad respecto a nuestra manera de pensar influida por la sociedad.
En el caso del reloj, la concepción del tiempo no es la misma para una persona que vive en el mundo occidental, como para una que viva en otra región del mundo, esto se debe a la prioridad o el uso que le dé cada persona acorde a la sociedad que le rodea.
Esto mismo pasa en el caso del indio y el colono, es decir que la forma de vivir del nativo americano que se basa en la subsistencia de la persona (cazar, defenderse, etc.), no implica que él necesite estudiar cosas del mundo occidental ya que no le son necesarias en su ambiente, es más para ellos son cosas inservibles cosa que para el colono sería incomprensible, pues proviene de una sociedad más desarrollada a nivel económico y para él son necesarias para vivir en su día a día.
Todos estos factores provocan un hecho también relacionado con la percepción del tiempo, quiero decir que dentro de un mismo periodo de la historia, dos culturas separadas por unas barreras naturales tienen una diferente mentalidad a partir de cómo conocen el tiempo y como han evolucionado a lo largo de los siglos.
Los valores por los cuales se rigen las sociedades, es decir las culturas, son el tiempo y su uso aparte de otras irrelevantes para el caso. Por eso dependiendo de la cultura la concepción del tiempo es diferente y su uso también, aunque dentro de esta organización del tiempo en las diferentes culturas en general, ocupa una parte importante la educación.
Por eso a pesar de las diferentes maneras de medir, de moverse en el tiempo las dos siguen un criterio pragmático para la cultura, no usan unas mediciones que no les sean útiles o provechosas tanto en los amerindios como los colonos, unos se guían como ha escrito para saber "los meses para volver a ver bisontes", es decir para sacar una ventaja de un hecho cíclico y poderpreverlo y anticiparse a él; el colono que sigue una cultura más "agobiada", más llena de cosas que hacer, la medición del tiempo ha de ser más preciso ya no le basta con saber que cada 21 días la luna vuelve ha empezar su ciclo sino que necesita una unidad mucho más pequeña para poder dividir el día y realizar las diferentes tareas
En consecuencia, los dos casos utilizan mediciones diferentes del tiempo según sus necesidades, siendo para unos válidos unas premisas y otros no, pero no siendo excluyentes, el amerindio también tiene su unidad de tiempo más pequeña que el día, la posición del sol, y el colono tiene las semanas para la unidad más grande que el día.
Para los indios el saber es lo práctico y en cambio para nosotros el saber es lo intelectual, es decir, para ellos saber hacer una hoguera o una cabaña es mucho más importante y útil que, por ejemplo, saber sumar o restar, y para nosotros es al revés (aquí también podríamos entrar en el debate del utilitarismo). Eso entraña que la concepción que tenga un indio sobre la hora sea también totalmente distinta a la que podamos tener cualquiera de nosotros.
Para ellos lo que realmente cuenta es el ahora, es decir, el reloj puramente existencial. A diferencia de ellos a nosotros nos preocupa mucho más la exactitud y por ello usamos una hora mucho más diferente a la suya, lo cual no es ni malo ni bueno, ni mejor ni peor, simplemente hay dos concepciones opuestas a la hora de ver el tiempo.
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