jueves, 31 de enero de 2008

La leyenda del pianista en el océano

En este film de Giuseppe Tornatore se ven reflejadas muchas de las características de la filosofía desarrollada a lo largo del siglo XX.

1. Inmanentismo: "Nove" nunca saldrá del barco en el que le abandonaron. Su 'mundo' es el del barco, en él tienen lugar muchas historias. Todos los personajes de esas historias aparecen en ella porque tienen que ver con 'Nove'. El 'mundo exterior' al barco, tierra firme, es para 'Nove', una línea en el horizonte, el skyline de New York; algo inalcanzable.

2. Innatismo del conocimiento: siguiendo las afirmaciones de la filosofía moderna que nace en Descartes, Novecento aparece un día tocando el piano cuando sólo cuenta ocho años. Nadie le ha enseñado, y, sin embargo, sorprende a todos por su genialidad temprana. Es un don 'innato'
Otra referencia al innatismo del conocimiento, o, cuando menos a la importancia del conocimiento eidético sobre el conocimiento por experiencia, tiene lugar en la conversación entre Matts y Nove en la carbonera de la sala de máquinas. La descripción que hace Nove de la ciudad de Orleans en la que nunca ha estado, es más viva y real que la que recuerda Matts. La realidad es más bien aquello que yo expreso de ella, la expresión supera a la realidad (Decir > Realidad) = EXPRESIONISMO.

3. El esfuerzo fenomenológico por regresar a las cosas mismas, a 'tierra firme', viene de la mano de Matts. Las verdaderas cosas, las cosas sólidas, substantes, están en tierra. En el barco todo es movimiento y cambio. 'Nove' ya había hecho cincuenta veces la travesía entre Europa y América cuando sólo contaba con ocho años. En el océano todo está en continuo cambio, allí no sobreviven los hombres de tierra -el realismo-.
Es bastante significativa el balanceo de la cuna del pequeño 'Nove' en plena tormenta en el Atlántico, y la maravillosa secuencia del piano mecido por las olas. Esta última escena es como el bautismo de fuego del realista Matts en la dialéctica del mundo-océano en el que 'Nove' se siente seguro y equilibrado.

4. La música es el medio de expresión más perfecto. Traslada el cambio, o lo acompaña, como el mar, la música también es un fluido, una dialéctica. Todas las cosas que envuelven a 'Nove' tienen su música, o son música. Sin embargo, él mismo nunca ha oído 'la voz del océano'. La 'voz del océano' sólo la escuchan los de tierra firme. Por la misma razón, aunque 'Nove' vive en el mar, nunca lo ha visto, no se ha percatado de su infinitud.
El arte va a tomar el protagonismo filosófico a mediados del siglo XX de manos del existencialismo, el psicoanálisis, la hermenéutica...

5. Sin normas, ni pautas, ni pentagramas... así parece representarse el siglo XX. Como Novecento, incapaz de seguir una partitura o el ritmo de otro. Siguiendo la analogía, todos bailan a su son, no en vano, son sus mismas ideas o representaciones pasajeras, no substantes. Nada permanece en el barco demasiado tiempo.

6. La fuerza de la noción de intencionalidad, tan importante para la fenomenología, viene aquí de la mano del amor; la única fuerza capaz de hacer salir del barco a 'Nove'. El amor hace ver en los ojos de la amada el infinito que es uno mismo.

7. Deísmo, indiferentismo, ateísmo. Dios no cuenta para 'Nove'. Dios tiene su propio 'piano', que es infinito, pero Dios no tiene nada que ver con 'Nove'. A efectos prácticos es como si Dios no existiera. Novecento representa la misma subjetividad y el solipsismo. De las tres substancias cartesianas, para Nove, no tienen valor ni el 'mundo' (tierra firme), ni Dios.

8. Hermenéutica. Es importante darse cuenta de que el film de 'Nove' es una narración, una 'historia', o mejor, 'una buena historia' que nos está contando Matt. Las cosas en el cine, son o existen, mientras nos son narradas. Así el mundo real. Realidad y ficción se confunden porque su esencia es la narratividad, y, para 'Nove' el mundo real -'tierra firme'- es inenarrable porque es infinita.

9. Nihilismo y decostrucción del sujeto. 'Nove' muere cuando el viejo barco -'Virginia'- es dinamitado en unos astilleros. No quiere abandonar el barco; nunca ha existido para el mundo, tampoco morirá para el mundo. Este sujeto existe mientras dura el relato, pero su consistencia es la del humo.