viernes, 27 de marzo de 2009

Millán Puelles contra el Relativismo



«Quien lo formuló, a su vez de un modo popular, fue un poeta español, D. Ramón de Campoamor, poeta tocado de filósofo, subjetivista –un buen principiante- : «En este mundo traidor / nada es verdad ni es mentira; / todo es según el color / del cristal con que se mira». –Ahí tenemos un relativismo en el que, por lo menos, se nos dice a qué es relativo todo: al color del cristal con que se mira. Claro que, como se ha dicho que nada es verdad ni mentira, que todo es según el color del cristal con que se mira, uno tiene derecho a preguntar: -Entonces, el cristal con que se mira, ¿de qué color es? ¿Será del color con que se mira, a su vez, el cristal? ¿O acaso se trata de un cristal que no tiene color? Para que todo sea según el color del cristal con que se mira hará falta que el cristal con que se mira tenga color. –Y ese color… ¿cuál es? –Pues si todo depende del color del cristal con que se mira, dependerá del color con que se mira el cristal con que se ha mirado.- Y ese color del cristal con que se mira el cristal con que se ha mirado, ¿de qué color es? –Ah, dependerá del color… Y volvemos a la misma historia que vimos al principio- de la cadena o catarata innumerable, de un processus in infinitud que ningún hombre puede realizar porque ningún hombre es finito (Y porque los procesos infinitos no sirven para demostrar nada según los matemáticos, no sólo los lógicos)»Antonio Millán Puelles, Etica y Realismo, ed. Rialp, Madrid, 1996, p.53

Relativismo según Ramón de Campoamor



HUMORADAS
Busqué la ciencia, y me enseñó el vacío.
Logré el amor, y conquisté el hastío.
¡Quién de su pecho desterrar pudiera,
la duda, nuestra eterna compañera!.
¿Qué es preciso tener en la existencia?
Fuerza en el alma y paz en la conciencia.
No tengáis duda alguna:
felicidad suprema no hay ninguna.
Aunque tú por modestia no lo creas,
las flores en tu sien parecen feas.
Te pintaré en un cantar
la rueda de la existencia:
Pecar, hacer penitencia
y, luego, vuelta a empezar.
En este mundo traidor,
nada es verdad, ni mentira,
Todo es según el color
del cristal con que se mira.

Ramón de Campoamor

Escepticismo, Sexto Empírico


Pero, aun dado el caso que se pudiese conocer el ser, no sería comunicable a otros. Pues, si las cosas existentes son visibles y audibles y, en general, sensibles, al menos todas las que son externas a nosotros, y, de ellas, las visibles son perceptibles pora la vista, y las audibles, por el oído, pero no a la inversa, ¿cómo se podrán expresar a otros? El medio con que lo expresamos es la palabra; pero la palabra no es el objeto que realmente existe: por tanto, no expresamos a nuestro prójimo una realidad existente, sino solamente la palabra, que es una realidad distinta del objeto...

Sexto Empírico, Adv. math., VII, 65-87

Platón contra el relativismo

"Sócrates.- Estoy muy satisfecho de todo lo que ha dicho en otra parte, para probar que lo que parece a cada uno es tal como le parece. Pero me sorprende, que al principio de su Verdad (título del libro de Protágoras) no haya dicho que el cerdo, el cinocéfalo u otro animal más ridículo aún, capaz de sensación, son la medida de todas las cosas. Esta hubiera sido una introducción magnífica y de hecho ofensiva a nuestra especie, con la que él nos hubiera hecho conocer que, mientras nosotros le admiramos como un dios por su sabiduría, no supera en inteligencia, no digo a otro hombre, sino ni a una rana girina. Pero, ¿qué digo? Teodoro. Si las opiniones. que se forman en nosotros por medio de las sensaciones, son verdaderas para cada uno; si nadie está en mejor estado que otro para decidir sobre lo que experimenta su semejante, ni es más hábil para discernir la verdad o falsedad de una opinión; si, por el contrario, como muchas veces se ha dicho, cada uno juzga únicamente de lo que pasa en él y si todos sus juicios son rectos y verdaderos, ¿por qué privilegio, mi querido amigo, ha de ser Protágoras sabio hasta el punto de creerse con derecho para enseñar a los demás y para poner sus lecciones a tan alto precio? Y nosotros, si fuéramos a su escuela, ¿no seríamos unos necios, puesto que cada uno tiene en sí mismo la medida de su sabiduría? ¿Será cosa que Protágoras haya hablado de esta manera para burlarse? No haré mención de lo que a mí toca en razón del talento de hacer parir a los espíritus. En su sistema este talento es soberanamente ridículo, lo mismo, a mi parecer, que todo el arte de la dialéctica. Porque, ¿no es una insigne extravagancia querer examinar y refutar mutuamente nuestras ideas y opiniones, mientras que todas ellas son verdaderas para cada uno, si la verdad es como la define Protágoras?, salvo que nos haya comunicado por diversión los oráculos de su santo libro." (Teeteto)