jueves, 7 de mayo de 2009

Verdad y perspectiva


"Desde distintos puntos de vista, dos hombres miran el mismo paisaje. Sin embargo, no ven lo mismo. La distinta situación hace que el paisaje se organice ante ambos de distinta manera. Lo que para uno ocupa el primer término y acusa con vigor todos sus detalles, pra el otro se halla en el último y queda oscuro y borroso. Además, como las cosas puestas unas detrás de otras se ocultan en todo o en parte, cada uno de ellos percibirá porciones del paisaje que la otro no llegan. ¿Tendría sentido que cada cual declarase falso el paisaje ajeno? Evidentemente, no; tan real es uno como el otro. Pero tampoco tendría sentido que puestos de acuerdo, en vista de no coincidir sus paisajes, los juzgasen ilusorios. Esto supondría que hay un tercer paisaje auténtico, el cual no se halla sometido a las mismas condiciones que los otros dos. Ahora bien, ese paisaje arquetipo no existe ni puede existir. La realidad cósmica es tal, que s´lo puede ser vista bajo una determinada perspectiva. La perspectiva es uno de los componentes de la realidad. Lejos de ser su deformación, es su organización.
Cada vida es un punto de vista sobre el universo. En rigor, lo que ella ve no lo puede ver otra. Cada individuo -persona, pueblo, época- es un órgano insustituible para la conquista de la verdad. He aquí cómo ésta, que por sí misma es ajena a las variaciones históricas, adquiere una dimensión vital. Sin el desarrollo, el cambio perpetuo y la inagotable aventura que constituyen la vida, el universo, la omnimoda verdad, quedaría ignorada."

J. Ortega y Gasset
El tema de nuestro tiempo

jueves, 2 de abril de 2009

Relativisme i el consens universal




Veiem , doncs, que els fenòmens exteriors es rendeixen a la nostra discreció, tot acomodant-se com ens palu en el nostre organisme. Ara bé, sis rebéssim alguna cosa sense alteració, si les foreces humanes fossin prou capaces i fermes per apoderar-se de la veritat pels seus propis pmitjans, essent aquests comuns a tots els homes, la veritat passaria de mà en mà dels uns als altres, i si més no hi ha hauria alguna cosa en el món, de tantes com n'hi existeixen, que es cregués per consentiment general i universal; però el fet que no hi ha hagi cap idea que deixi de ser debatuda i controvertida per nosaltres, o que no ho pugui ser, mostra ben clarament que el nostre judici natural no penetra amb claredat el que percep, ja que el meu enteniment no pot fer que un altre admeti els meus judicis, la qual cosa significa que jo els vaig adquirir per virtut d'un mitjà diferent del poder natural que resti en mi i en tots els homes.


Montaigne, Assaigs, pàgs. 500-501

Escepticismo y suspensión del juicio

Dons bé, des d'ara diem que el fin de l'Escepticisme és la serenitat d'esperit en les coses que depenen de l'opinió d'un, i el control del sofriment en les que es pateixen per necessitat.
En efecte, quan l'escèptic, a fi d'adquirir la serenitat d'esperit, començà a filosofar sobre això de fer judicis de les representacions mentals i això de captar quines són vertaderes i quines són falses, es va veure embolicat en l'oposició de coneixements de validesa igual i, en no poder resoldre-la, va suspendre els seus juidicis i, en susprendre els seus juidicis, li arribà com per atzar la serenitat d'esperit en les coses que depenen de l'opinió. Ja que qui opina que una cosa és per naturalesa bona o dolenta es torba per tot, i quan li falta el que sembla que és bo creu que està turmentat per coses dolentes per naturalesa i corre rer -segons ell pensa- la bondat i, havent-la aconseguit, cau en més precaucions en estar excitat fora de tota raó i sense mesura i, tement el canvi, fa qualsevol cosa pr no perdre allò que a ell li sembla bo. Al contrari, elqui no es defineix sobre el que és bo o dolent per naturalesa no evita ni persegueix res amb exasperació, per la qual cosa manté la serenitat d'esperit.
Sext Empíric. Esbossos pirrònics (L I, c. XII)

viernes, 27 de marzo de 2009

Millán Puelles contra el Relativismo



«Quien lo formuló, a su vez de un modo popular, fue un poeta español, D. Ramón de Campoamor, poeta tocado de filósofo, subjetivista –un buen principiante- : «En este mundo traidor / nada es verdad ni es mentira; / todo es según el color / del cristal con que se mira». –Ahí tenemos un relativismo en el que, por lo menos, se nos dice a qué es relativo todo: al color del cristal con que se mira. Claro que, como se ha dicho que nada es verdad ni mentira, que todo es según el color del cristal con que se mira, uno tiene derecho a preguntar: -Entonces, el cristal con que se mira, ¿de qué color es? ¿Será del color con que se mira, a su vez, el cristal? ¿O acaso se trata de un cristal que no tiene color? Para que todo sea según el color del cristal con que se mira hará falta que el cristal con que se mira tenga color. –Y ese color… ¿cuál es? –Pues si todo depende del color del cristal con que se mira, dependerá del color con que se mira el cristal con que se ha mirado.- Y ese color del cristal con que se mira el cristal con que se ha mirado, ¿de qué color es? –Ah, dependerá del color… Y volvemos a la misma historia que vimos al principio- de la cadena o catarata innumerable, de un processus in infinitud que ningún hombre puede realizar porque ningún hombre es finito (Y porque los procesos infinitos no sirven para demostrar nada según los matemáticos, no sólo los lógicos)»Antonio Millán Puelles, Etica y Realismo, ed. Rialp, Madrid, 1996, p.53

Relativismo según Ramón de Campoamor



HUMORADAS
Busqué la ciencia, y me enseñó el vacío.
Logré el amor, y conquisté el hastío.
¡Quién de su pecho desterrar pudiera,
la duda, nuestra eterna compañera!.
¿Qué es preciso tener en la existencia?
Fuerza en el alma y paz en la conciencia.
No tengáis duda alguna:
felicidad suprema no hay ninguna.
Aunque tú por modestia no lo creas,
las flores en tu sien parecen feas.
Te pintaré en un cantar
la rueda de la existencia:
Pecar, hacer penitencia
y, luego, vuelta a empezar.
En este mundo traidor,
nada es verdad, ni mentira,
Todo es según el color
del cristal con que se mira.

Ramón de Campoamor

Escepticismo, Sexto Empírico


Pero, aun dado el caso que se pudiese conocer el ser, no sería comunicable a otros. Pues, si las cosas existentes son visibles y audibles y, en general, sensibles, al menos todas las que son externas a nosotros, y, de ellas, las visibles son perceptibles pora la vista, y las audibles, por el oído, pero no a la inversa, ¿cómo se podrán expresar a otros? El medio con que lo expresamos es la palabra; pero la palabra no es el objeto que realmente existe: por tanto, no expresamos a nuestro prójimo una realidad existente, sino solamente la palabra, que es una realidad distinta del objeto...

Sexto Empírico, Adv. math., VII, 65-87

Platón contra el relativismo

"Sócrates.- Estoy muy satisfecho de todo lo que ha dicho en otra parte, para probar que lo que parece a cada uno es tal como le parece. Pero me sorprende, que al principio de su Verdad (título del libro de Protágoras) no haya dicho que el cerdo, el cinocéfalo u otro animal más ridículo aún, capaz de sensación, son la medida de todas las cosas. Esta hubiera sido una introducción magnífica y de hecho ofensiva a nuestra especie, con la que él nos hubiera hecho conocer que, mientras nosotros le admiramos como un dios por su sabiduría, no supera en inteligencia, no digo a otro hombre, sino ni a una rana girina. Pero, ¿qué digo? Teodoro. Si las opiniones. que se forman en nosotros por medio de las sensaciones, son verdaderas para cada uno; si nadie está en mejor estado que otro para decidir sobre lo que experimenta su semejante, ni es más hábil para discernir la verdad o falsedad de una opinión; si, por el contrario, como muchas veces se ha dicho, cada uno juzga únicamente de lo que pasa en él y si todos sus juicios son rectos y verdaderos, ¿por qué privilegio, mi querido amigo, ha de ser Protágoras sabio hasta el punto de creerse con derecho para enseñar a los demás y para poner sus lecciones a tan alto precio? Y nosotros, si fuéramos a su escuela, ¿no seríamos unos necios, puesto que cada uno tiene en sí mismo la medida de su sabiduría? ¿Será cosa que Protágoras haya hablado de esta manera para burlarse? No haré mención de lo que a mí toca en razón del talento de hacer parir a los espíritus. En su sistema este talento es soberanamente ridículo, lo mismo, a mi parecer, que todo el arte de la dialéctica. Porque, ¿no es una insigne extravagancia querer examinar y refutar mutuamente nuestras ideas y opiniones, mientras que todas ellas son verdaderas para cada uno, si la verdad es como la define Protágoras?, salvo que nos haya comunicado por diversión los oráculos de su santo libro." (Teeteto)