miércoles, 30 de enero de 2008

Conocimiento y emoción

El título nº10 reza así: "No puede existir conocimiento sin emoción; hasta que no sentimos la fuerza del conocimiento, el conocimiento no nos pertenece." (Adaptado de Arnold Bennett). Discuta esta idea de la relación entre conocimiento y emoción.

1. No es fácil imaginar a un sujeto que no tenga ningún tipo de emoción. De los autistas sabemos que son personas que se repliegan sobre sí mismas, de manera que son incapaces de exteriorizarse, pero sabemos que su vida interior del autista es intensa; y no exenta de emociones.
2. La apatía, el estado de indolencia o desidia, la ausencia de deseos, era el ideal del sabio para los estoicos. Aquél que conocía el Logos -la Razón- que gobernaba el mundo, aceptaba sin lamentos el destino. Ser libre sería aceptar impertérritos el destino conocido.
3. Para Epicuro el ideal del sabio estaba en la ataraxia - la tranquilidad del ánimo-, que se conseguía conformándose con satisfacer pequeños placeres y evitando las grandes emociones que perturban el ánimo. Aquí radicaba la felicidad.
4. En nuestra cultura occidental encontramos una desvalorización del conocimiento, y sobre todo de los conocimientos inmutables, con respecto a las emociones. El hombre feliz es el que es capaz de tener más experiencias, diversidad de emociones. El sabio es aquel que sabe disfrutar de la vida. No es extraño reducir la ética al sentimiento (vid. Hume)
5. Si nos atenemos a la afirmación: 'no existe conocimiento sin emoción', también nos podríamos preguntar al revés: ¿existe emoción sin conocimiento? ¿Puede el hombre poseer una emoción sin conocimiento?
6. En general se debe responder que todas las capacidades -aprehensivas y apetitivas- en el hombre no actuan de forma aislada. Todas ellas actúan interaccionando sobre las otras, o teniendo en cuenta a las otras. No existe en lo humano una emoción pura, ni tampoco un conocimiento apático.
7. Además, caemos en la cuenta de que la emoción está considerada como uno de los modos de conocimiento en el esquema de TDC... ¿No resulta una pregunta redundante? Si la emoción es una forma de conocimiento, qué tipo de emoción es esa que no es conocimiento.
8. Para conocer algunas cosas es preciso tener en cuenta la emoción. Juzgar sobre una determinada situación, y en cómo debemos actuar, parece que exige el desapasionamiento; el juzgar en frio y como guardando distancias. Si estamos airados, es difícil hacer una valoración equilibrada de una situación. Por el contrario, si no amamos lo que estudiamos, se hará muy difícil conocerlo con profundidad.
9. Se podría concluir que: en lo humano no se puede separar conocimiento y emoción, y que sin embargo, el papel de la emoción en el conocimiento, depende de las áreas de conocimiento en que nos tengamos que aplicar. No es lo mismo hacer una demostración matemática que un juicio ético. Sin embargo, ni en uno ni en otro podemos prescindir de la emoción.

3 comentarios:

Josep Blanch dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Josep Blanch dijo...

De este ensayo de TDC creo que hay parte de verdad. Por que, no podemos conocer algo sin querer conocerlo, es decir, que si quiero descrubir la filosofia, tengo que querer conocerla , tengo que aprender a mirar las cosas con ojos nuevos y no pensando que lo único que me importa es aprobar y no aprender. Este pues, és un error común que cometemos las personas, en el cual me incluyo a mi. No obstante, si no queremos conocer el mundo nos hace cada vez más incultos y cada vez más ignorantes, por que los conocimientos no los inventamos nosotros, sino que somos nosotros los que descubrimos esos conociemientos, y nos quiere decir que siempre han existido, pero hemos sido nosotros los que hemos querido encontrarlos y por tanto somos nosotros los que cada vez aprendemos más. Por que si no conocieramos llevariamos vidas simples y sin sentido que no nos traen más que problemas.

Alberto C. dijo...

Algo a tener en cuenta para este ensayo de TDC:

Decir que alguien es un terrorista, por el simple hecho de ser islamista, es lo mismo que decir que alguien con cáncer que en alguna ocasión haya comido pan, tiene cáncer por culpa del pan